Liderando el movimiento ciudadano 'Valientes', Dávila ha utilizado su plataforma mediática para posicionarse como una voz crítica y fiscalizadora del poder.
La revelación de las conversaciones, que según ella demuestran un "problema de Estado", es una clara muestra de su táctica de campaña: llevar el debate político al terreno personal y moral del presidente. Al afirmar que "los colombianos tienen derecho a saber quién es realmente la persona que nos gobierna", Dávila se erige como una defensora de la transparencia, una postura que resuena con un sector del electorado descontento con el gobierno actual. Esta estrategia, sin embargo, ha sido fuertemente criticada por el oficialismo, que la acusa de practicar un "periodismo vagabundo" y de realizar un "asesinato moral" con fines electorales. La controversia difumina las líneas entre el periodismo de investigación y el activismo político, una ambigüedad que Dávila ha sabido capitalizar para mantenerse en el centro de la atención pública.
Con esta movida, se consolida como una precandidata que no solo compite por votos, sino que busca activamente establecer la agenda del debate nacional.