Este distanciamiento podría tener profundas implicaciones para la estabilidad del Pacto Histórico.
Según un reporte de La Silla Vacía, citando fuentes del entorno de la vicepresidenta, Petro y Márquez ya no se hablan, ni siquiera a través de la aplicación de mensajería Line que el mandatario suele utilizar. Este quiebre se ha hecho evidente en varios episodios recientes, como la ausencia de ambos en eventos protocolarios conjuntos y la llegada en solitario de Márquez al Congreso para la instalación de la nueva legislatura. El punto de mayor tensión ha sido la pérdida total de influencia de la vicepresidenta en el Ministerio de la Igualdad, una cartera creada a su medida. La reciente renuncia del ministro Carlos Rosero y el nombramiento de Juan Carlos Florián, un funcionario al que Márquez se oponía desde 2024, es visto como la consumación de su marginación en una de sus principales banderas políticas. Este escenario contrasta drásticamente con el de la campaña de 2022, donde Márquez fue un fenómeno electoral que aportó un caudal de votos decisivo para la victoria del Pacto Histórico. La fractura entre las dos máximas figuras del Ejecutivo amenaza con debilitar al Gobierno y podría reconfigurar las alianzas de la izquierda de cara a las elecciones de 2026.