Durante la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Afrodescendientes, Márquez expresó un profundo desgaste y frustración, afirmando que pasó de ser “el fenómeno político, la heroína, a ser la traidora”. En su intervención, acusó al Gobierno de instrumentalizar su imagen y la de las comunidades afrodescendientes con fines electorales, sin otorgarle un rol decisorio en la gobernabilidad. “Somos útiles para ganar elecciones, pero no para gobernar. Se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones”, sentenció. La vicepresidenta detalló las dificultades que enfrentó en la creación del Ministerio de la Igualdad, asegurando que le fue asignada la tarea “sin estructura, sin recursos, sin apoyo” y que fue víctima de un “bloqueo sistemático”. Denunció haber sido acusada de no ejecutar “cuando jamás me entregaron el instrumento para hacerlo”. Además, abordó el racismo que ha enfrentado, señalando que “se promovió la idea de que, como soy negra, seguro robo, sin haber tocado un peso”. Estas declaraciones confirman el distanciamiento visible entre ella y el presidente Petro, evidenciado en la reciente instalación del Congreso, donde no interactuaron. La situación generó reacciones inmediatas de la oposición; la representante Lina María Garrido afirmó que a Márquez “la usaron y luego la desecharon”, mientras que el ministro de Energía, Edwin Palma, calificó este apoyo como “oportunismo de derecha e hipocresía”.
