Sin embargo, la iniciativa enfrenta un fuerte escepticismo en el Congreso, donde diversas bancadas y precandidatos presidenciales como Mauricio Cárdenas piden su rechazo, argumentando que es un mal momento político y económico para más impuestos.
La propuesta, presentada por el Ministerio de Hacienda, surge de la necesidad de cubrir un presupuesto que, según críticos, fue aprobado con "cuentas alegres" e insostenibles. Para cerrar la brecha fiscal, el proyecto contempla un aumento de impuestos a productos como bebidas alcohólicas, tabaco, combustibles y juegos de azar digitales, además de ajustes en el impuesto al patrimonio y al carbono. A pesar de los ajustes realizados por el Gobierno al texto inicial, la iniciativa no convence a las bancadas en el Congreso. La principal crítica, expresada por figuras como el exministro Cárdenas, es que el Ejecutivo debería enfocarse en recortar el gasto público y mejorar su baja ejecución presupuestal en lugar de imponer una nueva carga tributaria a los ciudadanos y empresas. El momento político es otro factor en contra: a pocos meses de las elecciones legislativas de marzo, los congresistas son reacios a apoyar una medida impopular que podría costarles votos.
Respaldar la reforma se interpreta como un aval al manejo fiscal del gobierno Petro, lo que convierte el debate en un campo de batalla electoral anticipado. La discusión de esta semana será, por tanto, un termómetro de la capacidad de maniobra del Gobierno en la recta final de su mandato.











