Esta decisión se produce en medio de profundas fracturas internas y tensiones entre los precandidatos, principalmente Miguel Uribe Londoño y María Fernanda Cabal.

El mecanismo de la encuesta colapsó después de que la firma brasileña Atlas Intel, seleccionada para realizarla, se retirara alegando "riesgos reputacionales" sobre su imparcialidad. La retirada de la encuestadora fue precedida por una agria disputa interna. Fuentes del partido revelaron que asesores de Miguel Uribe Londoño contactaron a Atlas Intel sin informar a la colectividad, lo que desató reclamos y un cruce de cartas entre Uribe Londoño, el director del partido Gabriel Vallejo y la senadora María Fernanda Cabal, quien calificó la situación como un intento de "socavar la confianza en nuestras estructuras internas". Con la encuesta fuera de la mesa, el partido anunció que utilizará otro de los mecanismos establecidos en sus estatutos para definir su candidato antes del 6 de febrero de 2026, fecha límite para la inscripción a la consulta interpartidista de marzo. La decisión le otorga a Álvaro Uribe la facultad de elegir al candidato "a dedo", abriendo la puerta a que el elegido no salga del grupo actual de aspirantes e incluso se considere a figuras externas como Juan Carlos Pinzón. La crisis subraya la fragmentación del uribismo, que busca reafirmar su liderazgo en la derecha de cara a las elecciones.