El proyecto se estructura en tres ejes principales.

Primero, habilitar la recuperación tarifaria para la importación de gas bajo contratos de largo plazo (superiores a 10 años), lo que permitiría a los comercializadores importar directamente sin intermediarios, buscando mejores precios para el consumidor final. Segundo, migrar el esquema de transporte a un cargo de “estampilla nacional”, unificando el valor en todo el país, similar a como funciona con la energía eléctrica. Tercero, permitir el uso de canastas tarifarias en toda la cadena del gas para reducir la volatilidad del mercado. Barreto enfatizó que la propuesta es una “respuesta concreta para asegurar la estabilidad energética del país y avanzar en la transición sin sacrificar la seguridad del servicio”.

El proyecto ahora deberá surtir su trámite en el Congreso, donde se espera un debate sobre su impacto fiscal y regulatorio.