El Gobierno ha adelantado que se enfocará en la “racionalización en el gasto tributario”, aumentando la progresividad en impuestos directos como renta y patrimonio. También se contemplan ajustes al IVA para bienes y servicios consumidos mayoritariamente por personas de altos ingresos, aunque el Ministerio de Hacienda fue enfático en aclarar que “ningún alimento de la canasta familiar va a ser gravado con el IVA”. Otras medidas incluyen el incremento de impuestos a licores y tabaco, la imposición de IVA a juegos de suerte y azar en línea y la actualización del impuesto al carbono. El ambiente en el Congreso es adverso; el senador Jairo Castellanos, presidente de la Comisión Tercera, advirtió que “el país no estaba preparado para otra reforma tributaria”. El senador Efraín Cepeda sentenció: “Lo primero es cero reforma tributaria, y lo segundo es recortar el gasto del Gobierno”.

Por su parte, la senadora Angélica Lozano alertó sobre el riesgo de una “doble carga” tributaria para los bogotanos, quienes enfrentarían tanto la reforma nacional como una distrital. Desde el oficialismo, la senadora Aída Avella defendió la iniciativa como necesaria para “recuperar el orden y la prioridad en las finanzas públicas”.