La Cancillería publicó un borrador de resolución para eliminar la exigencia de un segundo idioma, como el inglés, para los embajadores de libre nombramiento y remoción. La medida, que estará abierta a comentarios hasta el 9 de agosto, ha generado un fuerte debate sobre la profesionalización del servicio exterior y la idoneidad de los representantes diplomáticos de Colombia. La propuesta, impulsada por una instrucción directa del presidente Gustavo Petro, busca modificar el Manual de Funciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, argumentando que el conocimiento de otro idioma no es "esencial" para el cargo y que su eliminación reduciría "desigualdades sociales, económicas o culturales". Según el mandatario, esta flexibilización permitiría que "el hijo del campesino pueda ser embajador".
Sin embargo, la Asociación Diplomática y Consular de Colombia (Unidiplo) ha calificado la medida como un "retroceso institucional" que afecta la meritocracia y la calidad de la política exterior. Julián Silva, presidente de la asociación, advirtió que "la diplomacia es una profesión especializada" y que la medida favorece la discrecionalidad en nombramientos políticos. La controversia se da en un contexto donde varios nombramientos diplomáticos del actual gobierno han sido anulados por la justicia precisamente por incumplir requisitos, como los de Armando Benedetti ante la FAO, Luis Guillermo Reyes en Suecia e Irene Vélez en Londres.
En resumenLa propuesta de eliminar el requisito de un segundo idioma para embajadores refleja una tensión fundamental entre una visión de la diplomacia basada en la representación política y otra fundamentada en el mérito profesional. Su eventual aprobación podría facilitar nombramientos de confianza del presidente, pero a costa de debilitar la capacidad técnica del servicio exterior colombiano.