El proyecto se fundamenta en evidencia técnica que advierte sobre los graves impactos ambientales y sociales de esta práctica. Según el documento radicado, el fracking conlleva riesgos de contaminación del agua, aire y suelos, un consumo excesivo de recursos hídricos —se estima que un solo pozo puede utilizar el equivalente a 15 piscinas olímpicas— y la generación de residuos peligrosos. La ministra Estrada fue enfática al declarar que la ley “nace del mandato ciudadano de cuidar nuestro territorio” y que “el fracking no solo contamina, también enferma y destruye”. A diferencia de intentos anteriores, esta vez el proyecto podría tener un camino más despejado en la Cámara de Representantes, ya que la presidencia de la Comisión Quinta, donde iniciará su debate, fue asumida por Erick Velasco, del Pacto Histórico. Sin embargo, la propuesta surge en un momento en que precandidatos presidenciales como Mauricio Cárdenas y Claudia López han abierto la puerta a la realización de pilotos de fracking bajo condiciones controladas, lo que anticipa un debate nacional intenso sobre el futuro energético del país.
