Liliana Andrea Molina Garavito, una fonoaudióloga de 50 años que había sido reportada como desaparecida en Bogotá, fue encontrada muerta en la habitación de un hotel en el centro de Tunja, Boyacá. El hallazgo ha generado un misterio en torno a las circunstancias de su fallecimiento.\n\nMolina Garavito, quien trabajó en los hospitales de Suba y Engativá, fue vista por última vez en la mañana del 10 de noviembre al salir de su residencia en la localidad de Suba. Su familia activó una alerta de búsqueda después de perder contacto con ella. Versiones iniciales de sus allegados sugerían que podría haber sido víctima de escopolamina, ya que sus últimos avistamientos reportados fueron en los barrios Tunal y Yomasa, en el sur de Bogotá. Sin embargo, su cuerpo fue encontrado en la tarde del 11 de noviembre en un hotel de Tunja.
Según informes preliminares, junto al cadáver se halló una botella de licor y el cuerpo presentaba varias heridas que, según se especula, podrían haber sido autoinfligidas con un objeto cortopunzante. El Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía se encargó del levantamiento y la recolección de evidencia para determinar la causa exacta de la muerte.
Las autoridades están investigando su ruta de traslado entre Bogotá y Tunja y analizando sus contactos telefónicos para esclarecer los hechos.
El caso ha generado conmoción y ha llevado a familiares y amigos a exigir celeridad en la investigación, así como a alertar sobre el aumento de desapariciones presuntamente relacionadas con el uso de escopolamina en la capital.
En resumenEl hallazgo del cuerpo de la fonoaudióloga Liliana Molina en Tunja, tras su desaparición en Bogotá, está rodeado de interrogantes. Mientras las autoridades investigan si se trató de un suicidio o si hay terceros involucrados, el caso pone de relieve la vulnerabilidad ciudadana y la angustia de las familias que enfrentan la desaparición de sus seres queridos.