Mientras algunos informes apuntan a un atentado sicarial en el que Mestre, quien se movilizaba en una motocicleta, fue interceptado por un sujeto armado que le disparó en repetidas ocasiones antes de huir, otras versiones indican que fue impactado por un guardia de seguridad de un edificio en un aparente acto de defensa personal. Tras ser herido, Mestre fue trasladado al puesto de salud de Gaira, pero llegó sin signos vitales. La Policía Metropolitana de Santa Marta se encuentra adelantando labores de inteligencia y recolección de testimonios para esclarecer los móviles y el responsable del homicidio, sin descartar ninguna hipótesis. El crimen se suma a una preocupante racha de hechos violentos en la ciudad, lo que ha llevado a las autoridades a anunciar un refuerzo de patrullajes y controles, especialmente en zonas turísticas.
Asesinan en Santa Marta a hermano de exparticipante del 'Desafío', Karmen Mestre
El asesinato de Luis David Mestre Palma en Santa Marta ha generado consternación, no solo por la violencia del acto, sino por ser el hermano de Karmen Mestre, reconocida creadora de contenido y exparticipante del 'Desafío 2016'. El crimen, cuyas circunstancias son investigadas, pone de relieve la crítica situación de seguridad que enfrenta la capital del Magdalena. El hecho ocurrió hacia las 4:00 p. m. del martes en el sector de El Rodadero Sur. Las versiones iniciales sobre el suceso son contradictorias.



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Las autoridades sorprendieron a los sospechosos en flagrancia, incautando armas y munición durante el operativo.

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Hasta ahora, 16 niños muertos, ¿vendrán más? egutierrez Dom, 23/11/2025 - 08:43 Rodrigo López Oviedo Dom, 23/11/2025 - 08:43 Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. PUBLICIDAD Como si hubiera sido poca la preocupación que nos produjo el bombardeo ocurrido en el Guaviare, que dejó a 7 madres llorando la muerte de sus adolescentes hijos, hemos sabido después, por boca de la subdirectora de la fundación Pares, que ya antes, entre agosto y este luctuoso día, se habían producido tres bombardeos más con otros seis menores muertos, a los cuales habría que agregar los que pudieron caer en otras doce operaciones similares realizadas en este 2025.Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. No puede ser que ahora, gracias a un enroque presidencial, este tipo de hechos se hayan vuelto aceptables y que Petro los justifique con argumentos traídos de los cabellos, como el de que las víctimas de reclutamiento forzado son también “objetivos militares legítimos” y que como tal hay que tratarlos.Refiriéndose a este último bombardeo, dice el señor presidente que fue la respuesta a una emboscada en la que estaban en riesgo inminente de caer 20 soldados. Esta es una justificación difícil de creer, ya que por informaciones anteriores sabíamos que lo bombardeado había sido un campamento, y desde un campamento es muy difícil emboscar a nadie. Adicionalmente, tampoco es creíble que la emboscada fuera inminente, ya que entre la orden de bombardear y el bombardeo mismo transcurrieron tres días.Pues no, señor presidente, antes que bombas lo que requieren estos menores es que, a cambio de revictimizarlos a costa de su propia vida, se les reconozca como titulares del derecho a protección especial, lo cual obliga a que cualquier operativo militar que pueda afectarlos se preceda de un caudal suficiente de precauciones que eviten desenlaces como los que hoy lamentamos. La única razón que podría explicar su cambio de actitud, de supeditar la condición de víctimas del conflicto de estos menores a la de “objetivos militares legítimos”, es que esté cediendo a la exigencia de resultados militares que demanda la derecha.Señalemos finalmente una nueva preocupación, y es la de que, también por orden presidencial, los bombardeos continuarán, y esto nos coloca ante una disyuntiva: irnos acostumbrando pasivamente a ser testigos de que se sigan ejecutando, o rechazarlos desde las calles, ahora sin la venia presidencial e, incluso, contra su voluntad. La respuesta no puede ser otra que la de evitar convertimos en cómplices, como lo fuimos al permitir que 16 billones de pesos, que podrían servir para atender necesidades apremiantes, se hubieran destinado a la compra de aviones de guerra. Y guerra no es lo que necesitamos. Necesitamos paz.






