El caso de Maritza Martínez Capacho en Barranquilla ha expuesto las graves fallas del sistema de salud colombiano, tras su fallecimiento luego de esperar 11 meses por medicamentos vitales para su tratamiento de hipertensión pulmonar. Antes de morir, dejó un video como testimonio de su lucha y del abandono institucional que sufrió por parte de su EPS. Maritza fue diagnosticada en 2023, pero desde octubre de ese año, la Nueva EPS suspendió la entrega de sus fármacos. Su esposo, Efrén Andrade, relató el calvario que vivieron, explicando que la EPS argumentaba la falta de un contrato con una farmacia disponible. “En ese instante empezaron a negar el medicamento: ‘No hay farmacia, todavía no tenemos contrato’”, aseguró Andrade.
La familia interpuso varias tutelas y buscó la intervención de la Defensoría del Pueblo. A pesar de que un fallo judicial en febrero de 2025 les dio la razón, la esperanza se desvaneció cuando Maritza falleció antes de que el tratamiento llegara.
En una cruel ironía, los medicamentos fueron entregados 25 días después de su muerte. En una grabación realizada semanas antes de su deceso, Maritza expresó su desesperación: “He tenido una recaída por el no suministro de las medicinas para mi tratamiento”, dijo con la voz entrecortada, consciente de que su vida dependía de esos fármacos. Este caso se suma a las crecientes denuncias y quejas por la falta de entrega oportuna de medicamentos en el país, un problema que afecta a miles de pacientes.
En resumenLa muerte de Maritza Martínez Capacho por la falta de entrega de medicamentos por parte de su EPS durante casi un año evidencia una crisis sistémica en el acceso a la salud en Colombia. Su caso, documentado en un video antes de su fallecimiento, se ha convertido en un símbolo de la lucha de los pacientes contra la negligencia administrativa.