Según la Fiscalía, la agresión fue “salvaje y consciente”, iniciada por Juan Carlos Suárez Ortiz, quien lo golpeó por la nuca.

Posteriormente, Ricardo González Castro, quien se encontraba prófugo y se entregó días después en Cartagena, se unió al ataque.

La fiscal del caso describió crudamente cómo Moreno “botaba sangre por la nariz y por la boca mientras se ahogaba con su propia sangre”. El móvil del ataque habría sido una falsa acusación de acoso por parte de dos mujeres, Kleidymar Paola Fernández y Bertha Yohana Parra, quienes fueron liberadas pero siguen vinculadas a la investigación.

Un investigador aseguró a El Tiempo que en las grabaciones del bar “no se evidencia un presunto acoso”. El proceso judicial ha estado marcado por complejidades, como el cambio de fiscal por errores en la audiencia inicial y un accidente que incapacitó al primer juez del caso. La defensa de Suárez Ortiz ha intentado argumentar que no existió intención de matar, mientras la Fiscalía imputó el delito de homicidio agravado, que conlleva una pena de entre 40 y 50 años de prisión. El caso ha sido comparado con el de Luis Andrés Colmenares por las similitudes en el contexto, lo que ha avivado el interés mediático y la exigencia de justicia por parte de la sociedad.