El accidente ocurrió en el barrio San Andrés, cuando la menor jugaba sobre una cama con un fríjol en la boca, se cayó y el grano obstruyó sus vías respiratorias.
Su padre, Ronaldo, relató que la niña “no podía respirar, ya estaba convulsionando”.
En su desesperación, intentó llevarla a un centro médico, primero buscando ayuda en una droguería y luego en un carro particular, pero el tráfico le impidió avanzar. “Un señor en carro me dijo que me montara, que me iba a llevar, pero no podía salir del trancón.
Entonces me bajé y corrí hasta la vía principal a buscar una moto”, explicó el padre.
Cámaras de vigilancia captaron al hombre corriendo con su hija en brazos en busca de ayuda.
Finalmente, un motociclista lo auxilió para llegar a la Clínica del Occidente, pero la menor llegó sin signos vitales.
A pesar de los protocolos de reanimación, se confirmó su fallecimiento. Este caso se suma a las estadísticas de Medicina Legal, que entre enero y agosto de 2025 registró 7 muertes accidentales de menores solo en Bogotá, y evidencia cómo las deficiencias en la movilidad urbana pueden tener consecuencias fatales en situaciones de emergencia.












