Según testigos, era la primera vez que la mujer realizaba esta actividad y, al parecer, no sabía nadar muy bien, lo que pudo haber complicado la situación. Durante la inmersión, la docente comenzó a presentar dificultades. El instructor la llevó a la superficie y coordinó su traslado al puesto de salud de Taganga, pero a pesar de las maniobras de reanimación, falleció. Las autoridades investigan si el deceso se debió a un infarto, una falla en los equipos de buceo o si la empresa cumplía con todos los protocolos de seguridad.

El instructor fue retenido temporalmente para rendir declaración.

La noticia causó una profunda conmoción en la comunidad educativa de Popayán, donde era recordada como una docente "apasionada, amable y comprometida". Su muerte ha reabierto el debate sobre la regulación y supervisión de las actividades turísticas de alto riesgo en el país.