Sus familiares denunciaron que al llegar no había una camilla disponible para atenderla de inmediato. Se solicitó una ambulancia para su traslado a un centro de mayor complejidad, pero esta tardó más de una hora en llegar.
Durante esa espera, la mujer sufrió un infarto que le causó la muerte.
Varios artículos señalan que este tipo de demoras son recurrentes en emergencias clínicas, en contraste con la rápida respuesta que suelen recibir las víctimas de accidentes de tránsito. Un paramédico, que habló bajo condición de anonimato, afirmó que un traslado cubierto por el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) puede facturarse por aproximadamente $450.000, lo que lo convierte en un servicio rentable. En cambio, otros traslados son considerados “servicios sociales” con pagos demorados o insuficientes por parte de las EPS, lo que desincentiva a las empresas de ambulancias a atenderlos con la misma celeridad.
La comunidad de Gaira exige respuestas y acciones concretas para evitar que se repitan estas tragedias.