Fidelia Tarache Tumay, una mujer de 50 años, fue asesinada presuntamente por su esposo en la finca “Los Tres Potrillos”, en una zona rural de Yopal, Casanare. El crimen, que ha conmocionado a la comunidad, pone de relieve la violencia de género y las señales de alerta que a menudo preceden a estas tragedias. El homicidio ocurrió en la madrugada del 25 de septiembre. Según el relato de familiares y testigos, el presunto agresor atacó a la víctima con un arma blanca. Para evitar que intervinieran, el hombre amarró con cables la puerta de la habitación donde se encontraban las hijas y el yerno de la pareja.
Tras cometer el crimen, huyó del lugar en una motocicleta.
Las autoridades activaron un “plan candado” y lograron su captura horas más tarde en la vía Marginal, a la altura del corregimiento La Chaparrera.
Durante el procedimiento, el sujeto, que presentaba un hematoma y manchas de sangre, “manifestó que él ya sabía que lo estaban buscando por haber agredido a su pareja sentimental”. Aunque allegados señalaron que el presunto victimario no tenía antecedentes de violencia física, sí manifestaba constantes actitudes de celos y control hacia su pareja.
Este detalle ha sido destacado como una señal de alerta ignorada, que evidencia cómo la violencia psicológica puede escalar a agresiones letales. El caso se suma a otros feminicidios recientes en la región, lo que aumenta la preocupación por la seguridad de las mujeres en Casanare.
En resumenEl feminicidio de Fidelia Tarache Tumay es un trágico recordatorio de cómo las conductas de control, como los celos, pueden ser precursores de la violencia letal. La captura y confesión del presunto autor abren un camino hacia el cierre judicial, pero el caso subraya la necesidad urgente de que la sociedad reconozca y actúe ante las primeras señales de abuso psicológico. Este suceso, sumado a otros feminicidios recientes en la región, exige medidas preventivas más contundentes y sistemas de apoyo para las víctimas de la violencia de género.