Una grave emergencia de salud pública sacude a Barranquilla, donde el consumo de una bebida artesanal adulterada, conocida como ‘cococho’, ha causado la muerte de al menos once personas y mantiene a varias más en estado crítico. El incidente ha desatado una respuesta interinstitucional masiva para controlar la crisis y encontrar a los responsables. La tragedia, que comenzó el 23 de septiembre, ha afectado principalmente a la población vulnerable del sector de El Boliche, en el mercado público de la ciudad, incluyendo habitantes de calle, vendedores ambulantes y trabajadores informales. Las víctimas consumieron un licor de fabricación clandestina que se comercializaba en botellas plásticas reutilizadas por un valor de tan solo 2.000 pesos. Los análisis toxicológicos preliminares, realizados a un fallecido y a un paciente en cuidados intensivos, confirmaron la presencia de metanol, un alcohol industrial altamente tóxico. Entre los fallecidos se encuentra Nicolás Manuel Medrano, señalado por las autoridades como la persona que presuntamente preparaba y distribuía la bebida mortal desde un predio en condiciones insalubres.
El último reporte oficial indica que de 25 personas intoxicadas, once han fallecido, mientras que diez permanecen en Unidades de Cuidados Intensivos. Ante la magnitud de la crisis, la Alcaldía de Barranquilla activó un Puesto de Mando Unificado (PMU) permanente para coordinar la atención médica, realizar operativos de control para retirar el producto del mercado y desmantelar los sitios de producción. Asimismo, la administración distrital se comprometió a cubrir los gastos funerarios de las víctimas.
Este suceso revive trágicos episodios del pasado en la ciudad, como los ocurridos en 1989 y 2004, cuando el licor adulterado también cobró decenas de vidas.
En resumenLa intoxicación masiva en Barranquilla subraya el peligro persistente del licor adulterado ilegal, especialmente para las poblaciones vulnerables. El elevado número de muertos, incluido el presunto productor, ha provocado una respuesta urgente de las autoridades, centrada en la atención médica de los sobrevivientes, el desmantelamiento de las redes de producción clandestina y la prevención de nuevas tragedias. La confirmación de metanol como causa de las muertes resalta la naturaleza letal de este problema de salud pública.