El último reporte oficial indica que de 25 personas intoxicadas, once han fallecido, mientras que diez permanecen en Unidades de Cuidados Intensivos. Ante la magnitud de la crisis, la Alcaldía de Barranquilla activó un Puesto de Mando Unificado (PMU) permanente para coordinar la atención médica, realizar operativos de control para retirar el producto del mercado y desmantelar los sitios de producción. Asimismo, la administración distrital se comprometió a cubrir los gastos funerarios de las víctimas.

Este suceso revive trágicos episodios del pasado en la ciudad, como los ocurridos en 1989 y 2004, cuando el licor adulterado también cobró decenas de vidas.