Tras nueve días de intensas labores de búsqueda, las autoridades confirmaron el hallazgo de los cuerpos sin vida de siete mineros que quedaron atrapados en una mina de oro ilegal en Santander de Quilichao, Cauca. La tragedia pone de relieve los peligros de la minería artesanal y la falta de control estatal en la región. El accidente ocurrió el 12 de septiembre en un socavón clandestino en la vereda Brasilia, cuando dos derrumbes consecutivos dejaron a los trabajadores sepultados a unos 30 metros de profundidad.
Las víctimas fueron identificadas como cuatro ciudadanos colombianos y tres extranjeros, entre ellos un menor de edad.
Los equipos de rescate, conformados por la Defensa Civil, la Agencia Nacional de Minería (ANM), bomberos y voluntarios, enfrentaron condiciones adversas debido a la inestabilidad del terreno y la acumulación de agua en el túnel. Según los socorristas, los cuerpos fueron encontrados juntos y la causa de muerte habría sido la asfixia por falta de oxígeno. El alcalde de Santander de Quilichao, Luis Eduardo Grijalba, lamentó el suceso y señaló que la mina operaba sin los permisos ambientales ni de seguridad requeridos. La emergencia también evidenció un problema social, ya que cientos de personas acudieron al lugar con la esperanza de encontrar oro entre los escombros, lo que requirió la intervención de las guardias comunitarias para mantener el orden y la seguridad en la zona.
En resumenLa muerte de siete mineros en un socavón ilegal en Santander de Quilichao, Cauca, culminó una trágica operación de rescate de nueve días. El suceso, que costó la vida a ciudadanos colombianos y venezolanos, incluyendo un menor, expone la precariedad y los altos riesgos de la minería informal, así como la necesidad de una intervención estatal para regular la actividad y prevenir futuras tragedias.