Durante el asedio, que se extendió por más de una hora, el patrullero Rodríguez Navarro, con 14 años de servicio, fue asesinado, mientras que otros cuatro uniformados resultaron heridos.
Audios filtrados revelaron las súplicas desesperadas de los agentes atrapados, quienes pedían refuerzos aéreos y terrestres mientras las granadas caían cerca de sus posiciones.
Un policía relató: “Nos tienen rodeados, comandante, por favor que llegue el helicóptero, están pegando los disparos en la pared”.
Este ataque no fue un hecho aislado; formó parte de una ofensiva simultánea en al menos otros seis municipios como Corinto, Caloto y Toribío, atribuida también a la estructura Dagoberto Ramos.
El director de la Policía Nacional, general Carlos Fernando Triana, condenó el atentado, calificándolo como una “pérdida irreparable” y prometió que “no habrá refugio para estos asesinos”. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, también anunció operaciones especiales para capturar a los responsables y reforzar la seguridad en el departamento.