El episcopado colombiano y la comunidad católica del Huila lamentan el fallecimiento de monseñor Libardo Ramírez Gómez, obispo emérito de la Diócesis de Garzón. Su deceso en Bogotá representa la pérdida de una de las figuras eclesiásticas más respetadas del país, cuya trayectoria dejó una huella indeleble tanto en el ámbito espiritual como en la vida pública nacional. Nacido en Garzón en 1933, monseñor Ramírez dedicó más de seis décadas al servicio de la Iglesia. Tras su formación en el seminario local y una licenciatura en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, fue ordenado sacerdote en 1956. Su ministerio episcopal lo llevó a liderar la Diócesis de Armenia entre 1972 y 1986, para luego regresar a su tierra natal como obispo de Garzón, cargo que ocupó hasta su retiro en 2003. Su profundo conocimiento del derecho canónico lo consolidó como una figura clave, presidiendo el Tribunal Eclesiástico Único de Apelación para Colombia.
Los obispos colombianos lo recuerdan con afecto y admiración, describiéndolo como un “hombre de Iglesia, gran amigo, excelente pastor, hombre de Dios”. Más allá de su labor pastoral, monseñor Ramírez no fue un jerarca silencioso; su voz se alzó con firmeza en debates nacionales, como su controversial llamado a votar por el “No” en el Plebiscito de 2016, advirtiendo sobre los riesgos que, a su juicio, representaba para la nación. Su legado también perdura a través de sus escritos, que incluyen libros y columnas de opinión en diversos medios, reflejando siempre la lucidez de su pensamiento y la firmeza de sus convicciones. Sus exequias se realizaron en Bogotá y sus restos reposarán en la Catedral de Garzón.
En resumenEl fallecimiento de monseñor Libardo Ramírez Gómez marca la partida de una figura clave de la Iglesia católica colombiana. Es recordado por su liderazgo pastoral en Armenia y Garzón, su pericia en derecho canónico y su firme postura en asuntos políticos nacionales, dejando un legado de guía espiritual y una defensa inquebrantable de sus convicciones.