Su cuerpo fue hallado sin vida al día siguiente en el sector de la Isla Salamanca. La familia del grumete ha expresado su profundo dolor y ha cuestionado la vigilancia y los protocolos de seguridad durante las maniobras, pidiendo claridad sobre las circunstancias exactas del accidente y la reacción de la tripulación. La Armada realizó una eucaristía a bordo del buque en honor al joven y ha manifestado su conmoción, mientras la familia en Sogamoso espera la repatriación del cuerpo para darle el último adiós.
Este suceso abre un debate sobre las medidas de seguridad en las actividades de alto riesgo que realizan los cadetes y tripulantes de la institución naval.