Tras el fatal desenlace, la comunidad, en un acto de represalia, sacrificó al perro y arrojó su cuerpo a un río cercano.

Las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias exactas del ataque y determinar posibles responsabilidades.

Este lamentable evento ha reavivado el debate sobre la tenencia responsable de razas de perros consideradas potencialmente peligrosas y la necesidad de supervisión constante cuando hay niños presentes.