Solicitó al presidente Petro un vuelo humanitario medicalizado, ya que un viaje comercial representaba un riesgo vital. La familia del comunicador emitió un comunicado en el que lo describió como un “guerrero incansable” y agradeció la solidaridad recibida.

En vida, Calvache había denunciado que fue presionado por su antiguo empleador para regresar a Colombia a pesar de las amenazas que lo forzaron al exilio y que, al negarse, su contrato fue cancelado, dejándolo sin respaldo. Su caso ha generado un profundo debate sobre las garantías para los periodistas amenazados en Colombia y la responsabilidad de los medios y el Estado en su protección, incluso después de abandonar el país.