“El municipio no puede seguir sumando víctimas en esta avenida.
Necesitamos atención y soluciones de fondo de manera urgente”, expresó el mandatario.
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La Avenida Bicentenario de Lorica, Córdoba, fue nuevamente escenario de una tragedia vial que cobró la vida de Gabriel Pérez Martínez, un hombre de más de 60 años, tras ser arrollado por una tractomula el pasado martes 26 de agosto. El siniestro ocurrió en el sector conocido como Puente de los Chicharrones, un punto que la comunidad ha señalado como crítico por la frecuencia de accidentes. Pérez Martínez, oriundo del corregimiento de Nariño pero residente en la cabecera municipal, fue trasladado de urgencia al hospital regional San Vicente de Paúl, donde falleció mientras recibía atención médica. Este hecho ha generado una fuerte reacción en la comunidad y en la administración local, ya que coincide exactamente con el primer aniversario del fallecimiento de Alejandro Yáñez Herrera, conocido como “Yuti”, quien también perdió la vida al ser arrollado por una tractomula en la misma avenida. Ante la repetición de estos fatales incidentes, el alcalde Carlos Mario Manzur reaccionó con vehemencia, exigiendo al Gobierno Nacional la implementación de medidas urgentes como señalización adecuada, reductores de velocidad y un plan de movilidad integral para mitigar el alto riesgo que representa este corredor vial.



“El municipio no puede seguir sumando víctimas en esta avenida.
Necesitamos atención y soluciones de fondo de manera urgente”, expresó el mandatario.

Las autoridades sorprendieron a los sospechosos en flagrancia, incautando armas y munición durante el operativo.

La Procuraduría Regional, asegura procedimiento de la población privada de la libertad. La entrada Garantizan Derechos en traslado se publicó primero en EXTRA | El Diario de Todos.

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Hasta ahora, 16 niños muertos, ¿vendrán más? egutierrez Dom, 23/11/2025 - 08:43 Rodrigo López Oviedo Dom, 23/11/2025 - 08:43 Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. PUBLICIDAD Como si hubiera sido poca la preocupación que nos produjo el bombardeo ocurrido en el Guaviare, que dejó a 7 madres llorando la muerte de sus adolescentes hijos, hemos sabido después, por boca de la subdirectora de la fundación Pares, que ya antes, entre agosto y este luctuoso día, se habían producido tres bombardeos más con otros seis menores muertos, a los cuales habría que agregar los que pudieron caer en otras doce operaciones similares realizadas en este 2025.Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. No puede ser que ahora, gracias a un enroque presidencial, este tipo de hechos se hayan vuelto aceptables y que Petro los justifique con argumentos traídos de los cabellos, como el de que las víctimas de reclutamiento forzado son también “objetivos militares legítimos” y que como tal hay que tratarlos.Refiriéndose a este último bombardeo, dice el señor presidente que fue la respuesta a una emboscada en la que estaban en riesgo inminente de caer 20 soldados. Esta es una justificación difícil de creer, ya que por informaciones anteriores sabíamos que lo bombardeado había sido un campamento, y desde un campamento es muy difícil emboscar a nadie. Adicionalmente, tampoco es creíble que la emboscada fuera inminente, ya que entre la orden de bombardear y el bombardeo mismo transcurrieron tres días.Pues no, señor presidente, antes que bombas lo que requieren estos menores es que, a cambio de revictimizarlos a costa de su propia vida, se les reconozca como titulares del derecho a protección especial, lo cual obliga a que cualquier operativo militar que pueda afectarlos se preceda de un caudal suficiente de precauciones que eviten desenlaces como los que hoy lamentamos. La única razón que podría explicar su cambio de actitud, de supeditar la condición de víctimas del conflicto de estos menores a la de “objetivos militares legítimos”, es que esté cediendo a la exigencia de resultados militares que demanda la derecha.Señalemos finalmente una nueva preocupación, y es la de que, también por orden presidencial, los bombardeos continuarán, y esto nos coloca ante una disyuntiva: irnos acostumbrando pasivamente a ser testigos de que se sigan ejecutando, o rechazarlos desde las calles, ahora sin la venia presidencial e, incluso, contra su voluntad. La respuesta no puede ser otra que la de evitar convertimos en cómplices, como lo fuimos al permitir que 16 billones de pesos, que podrían servir para atender necesidades apremiantes, se hubieran destinado a la compra de aviones de guerra. Y guerra no es lo que necesitamos. Necesitamos paz.