Según los reportes, Amarís Rico se encontraba en la plaza del corregimiento esperando pasajeros cuando fue abordado por sicarios en motocicleta que le dispararon en repetidas ocasiones, causándole la muerte de forma inmediata.

En el ataque también resultó herido otro hombre conocido como ‘Jairito’.

Tras el crimen, los responsables dejaron un cartel con un mensaje intimidatorio, una práctica común de los grupos armados para ejercer control territorial. La Procuraduría rechazó el homicidio y advirtió que este tipo de actos forma parte de un patrón de “vulneraciones a los derechos humanos y prácticas de control territorial, zozobra y amenazas” que pone en riesgo a los cerca de 8.000 habitantes de la zona. El Ministerio Público hizo un “llamado urgente a las entidades del Estado para que adopten medidas inmediatas” para proteger a estas comunidades, enfatizando que “la Sierra Nevada debe ser un territorio de vida y no de guerra”.