Un ataque terrorista sin precedentes en Amalfi, Antioquia, cobró la vida de 13 miembros de la Policía Nacional, generando una profunda conmoción en el país y evidenciando una escalada en las tácticas de los grupos armados ilegales. La utilización de un dron explosivo para derribar un helicóptero Black Hawk marca un punto de inflexión en el conflicto colombiano. El 21 de agosto de 2025, un helicóptero UH-60 Black Hawk de la Dirección de Antinarcóticos de la Policía fue derribado en la vereda Los Toros, mientras apoyaba labores de erradicación manual de cultivos de coca. La cifra de víctimas mortales ascendió progresivamente de ocho a doce, y finalmente a trece con el fallecimiento del capitán Francisco Javier Merchán Granados, quien sucumbió a sus heridas en un centro asistencial de Montería. El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, denunció que el capitán y otros heridos esperaron casi 24 horas para ser rescatados. El ataque, atribuido por las autoridades al frente 36 de las disidencias de las FARC al mando de alias ‘Calarcá’, también causó la muerte de dos caninos antiexplosivos, ‘Léster’ y ‘Telmo’.
El presidente Gustavo Petro lamentó el hecho, afirmando: “Mi sentido pésame a sus familias, estos hombres murieron por debilitar el narcotráfico”.
La respuesta institucional incluyó el ofrecimiento de una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información sobre los cabecillas responsables, identificados como alias ‘Guaricho’, ‘Barbas’ y ‘Guillermino’. La crudeza del ataque quedó registrada en videos y audios donde los presuntos responsables celebraban el derribo de la aeronave con frases como: “Coronamos, coronamos.
Mire dónde cayó”.
Este suceso ha sido catalogado como uno de los golpes más duros contra la Fuerza Pública en años recientes.
En resumenEl atentado en Amalfi destaca la sofisticación tecnológica de los grupos armados, los peligros persistentes en las operaciones antinarcóticos y las tensiones políticas sobre las estrategias de seguridad. La muerte de los 13 uniformados y dos caninos representa una trágica pérdida para la Policía Nacional y la nación, subrayando la brutalidad del conflicto en las zonas rurales del país.