El proyecto de reactivación económica, impulsado por el representante liberal Álvaro Monedero y otros congresistas, ya fue aprobado en primer debate y pretende recaudar cerca de 6 o 7 billones de pesos. A diferencia de la ambiciosa meta de 16,3 billones de la reforma oficial, esta propuesta se enfoca en medidas más acotadas, como brindar beneficios tributarios a contribuyentes morosos para incentivar el pago de deudas con el Estado. También incluye cambios en el impuesto al consumo para restaurantes, que bajaría del 8% al 6% en 2026, y un aumento en la tarifa para servicios digitales de empresas extranjeras, que pasaría del 3% al 4.5%. Aunque algunos congresistas del oficialismo, como Jorge Bastidas del Pacto Histórico, rechazan que se le considere un “Plan B” y defienden la viabilidad de la reforma principal, la aprobación de esta iniciativa en comisión muestra que el Congreso está explorando otras vías para enfrentar el déficit presupuestario. Este proyecto alternativo no reemplazaría la necesidad de una reforma estructural, pero permitiría al Gobierno ganar tiempo y asegurar algunos recursos para financiar el presupuesto de 2026, que quedaría desfinanciado sin la aprobación de nuevos ingresos.