Esta cifra resulta de la combinación de la tarifa general de renta corporativa del 35%, una sobretasa incrementada del 5% al 15% para entidades financieras y empresas extractivas, y el impuesto a los dividendos. Según los ponentes, esta carga elevaría la tributación combinada sociedad-accionista a un nivel que “reduciría la inversión extranjera directa que nuestro país necesita”. La ponencia compara esta situación con el promedio de la OCDE, donde las tasas corporativas se sitúan cerca del 25%, posicionando a Colombia como uno de los países con mayor carga fiscal. El gremio financiero, Asobancaria, respaldó estas preocupaciones, calculando que la sobretasa al sector podría generar un aumento de 1,1 puntos porcentuales en las tasas de interés, encareciendo el crédito para hogares y empresas. Además, se cuestionó el impuesto del 1% sobre las ventas brutas de hidrocarburos y carbón, calificándolo de “confiscatorio” por no considerar los costos operativos, lo que podría desestimular la exploración y producción energética futura.