Dentro de las concesiones específicas, el Gobierno eliminó algunos impuestos propuestos para los combustibles y limitó el alcance del gravamen a las compras virtuales de bajo valor, conocidas como “nininis”, estableciendo que solo aplicaría para transacciones superiores a 100 dólares. Otra modificación clave fue la reducción del impuesto a la cerveza; en lugar de unificar la tarifa para todas las bebidas alcohólicas en un 30% por grado de alcohol, se propuso una tarifa preferencial del 15% para la cerveza.
Sin embargo, se mantuvieron otras medidas controvertidas como el impuesto al patrimonio, la sobretasa al sector financiero, el impuesto al carbono y los gravámenes a licores y cigarrillos.
A pesar de estos ajustes, la ponencia de archivo en el Senado y la Cámara ganó un respaldo mayoritario, demostrando que las concesiones no lograron cambiar la percepción de los legisladores, quienes consideran que la reforma sigue siendo perjudicial para la economía de los ciudadanos y las empresas.













