La iniciativa contempla nuevos impuestos a licores, tabaco, juegos de azar en línea, y modificaciones al impuesto al patrimonio y renta para personas naturales con mayores ingresos.

A pesar de los ajustes, congresistas como Olga Lucía Velásquez, del Partido Verde, han señalado que “no existe un ambiente favorable para su discusión” y que la baja asistencia a las reuniones de ponentes legitima poco el proceso. Varios sectores políticos y gremiales han expresado su preocupación, advirtiendo sobre los riesgos de un mayor déficit si no se logra el recaudo proyectado.

El exministro Mauricio Cárdenas ha sido tajante al afirmar que “el Congreso debe rechazarla y dejarle esa tarea al nuevo Gobierno”, argumentando que la reforma grava a los sectores que ya pagan altas tarifas. La discusión avanza contra el tiempo, con un plazo legal que se acorta y la presión de un inminente ciclo electoral que desincentiva el apoyo a nuevas cargas impositivas.