Entre los principales componentes se encuentran impuestos a las bebidas alcohólicas, tabaco, juegos de azar digitales y grandes patrimonios.

Sin embargo, el Gobierno ha cedido en puntos sensibles, como la exclusión del IVA a los combustibles y ajustes en la tributación de la cerveza para no afectar a los hogares más vulnerables. El Ministerio de Hacienda insiste en que la reforma es crucial para la estabilidad económica, cerrar brechas de evasión y sostener la inversión regional. A pesar de los ajustes, la iniciativa enfrenta un camino complejo en el Congreso, donde el ambiente político es adverso y el tiempo para su debate es limitado, poniendo en duda su aprobación final antes de que termine la legislatura.