Su correcta implementación y exigencia por parte de los consumidores tiene implicaciones directas tanto para las empresas como para los ciudadanos. Para los contribuyentes, solicitar siempre la factura electrónica es fundamental, ya que esta se consolida como el soporte principal para acceder a deducciones y descuentos en la declaración de renta. No hacerlo puede limitar la capacidad de reportar gastos y, en consecuencia, aumentar la carga tributaria. Luis Villegas, de la empresa Cadena, destaca que “pedir la factura electrónica es entender la relevancia de esta actualización y su impacto en tener claridad, trazabilidad y orden en cada transacción”. Desde la perspectiva del Estado, este sistema es un motor de formalización. Según expertos de Sovos Saphety, el éxito de esta herramienta depende de cerrar la brecha tecnológica, capacitando y acompañando a miles de pymes y comercios, especialmente en zonas rurales, que aún ven la normativa como una carga. Si se logra una adopción masiva, la DIAN podrá tener una trazabilidad completa de las transacciones comerciales en tiempo real, reduciendo significativamente el espacio para la economía informal y mejorando el recaudo de impuestos como el IVA.