Un correcto diligenciamiento del formulario es clave para evitar multas y procesos de fiscalización adicionales.
Entre los errores más comunes se encuentra la omisión de ingresos, es decir, no declarar la totalidad de las rentas obtenidas durante el año gravable. Otro fallo recurrente es la inclusión de deducciones o beneficios tributarios improcedentes, como reportar gastos por intereses de vivienda, dependientes económicos o medicina prepagada a los que no se tiene derecho o por valores superiores a los permitidos por la ley. Las inconsistencias patrimoniales, donde el patrimonio del contribuyente aumenta de un año a otro sin una justificación clara en los ingresos declarados, también son un foco de revisión para la DIAN. Además, simples errores aritméticos en los cálculos pueden llevar a un valor incorrecto del impuesto.
La entidad fiscalizadora utiliza sus sistemas de información para cruzar datos y detectar estas inconsistencias.
Por ello, es fundamental que los contribuyentes revisen cuidadosamente su información y soportes, como las facturas electrónicas, que son el principal respaldo para las deducciones, antes de presentar su declaración final.