El proyecto de reforma tributaria impulsado por el gobierno de Gustavo Petro, que busca recaudar 26 billones de pesos adicionales, ha generado una intensa controversia por su potencial impacto sobre la clase media y el sector empresarial. Críticos y gremios económicos advierten que la iniciativa podría desincentivar la inversión y frenar el crecimiento económico del país. Analistas como José Manuel Restrepo señalan que la propuesta ataca sectores clave como el financiero y el de hidrocarburos, elevando la sobretasa de renta y llevando la tributación nominal por encima del 50 %.
Además, endurece el impuesto al patrimonio, lo hace permanente y aumenta los gravámenes a los dividendos de inversionistas extranjeros.
Según Restrepo, estas medidas dispararían la tasa combinada socio-empresa, que ya superó el 60 % con la reforma de 2022, posicionando a Colombia como una de las jurisdicciones más onerosas para invertir a nivel mundial. Por su parte, Gustavo Morales, presidente de Fasecolda, calificó el incremento de la tarifa de renta para aseguradoras como “prácticamente confiscatoria”, afirmando que “una tributación excesiva termina siendo contraproducente al limitar la capacidad del sector para aportar al desarrollo”. Los críticos argumentan que la reforma anterior ya tuvo efectos negativos, citando la desaceleración del PIB y la caída en la inversión extranjera directa, y temen que esta nueva propuesta agrave la situación, afectando la competitividad y el empleo.
En resumenLa ambiciosa reforma tributaria del Gobierno ha encendido un debate nacional, con voces del sector empresarial y académico que alertan sobre sus posibles efectos adversos en la inversión, la competitividad y el crecimiento económico, argumentando que la elevada carga fiscal podría ser contraproducente para el país.