Dentro de la controvertida reforma tributaria presentada por el Gobierno, uno de los puntos más debatidos es el incremento de la carga fiscal para los sectores financiero y asegurador. La propuesta busca elevar la tarifa del impuesto de renta para estas industrias hasta un 50%, una medida que ha generado reacciones encontradas entre reguladores y gremios. El superintendente Financiero, César Ferrari, se mostró a favor de la medida, argumentando que el país enfrenta un “problema fiscal grande” y que es “natural que las empresas que tienen más utilidades contribuyan más”. Ferrari señaló que las utilidades de los bancos están aumentando y que, por lo tanto, pueden soportar una mayor carga tributaria, aunque reconoció que a largo plazo la estructura debería enfocarse más en las personas naturales.
Por otro lado, el sector asegurador ha rechazado categóricamente la propuesta. Gustavo Morales, presidente de Fasecolda, calificó el aumento como “prácticamente confiscatorio” y advirtió que una tributación excesiva es contraproducente, ya que limita la capacidad del sector para invertir y contribuir a la estabilidad económica del país. El gremio de aseguradoras ya enfrenta una tarifa del 40%, superior a la de otras industrias. Analistas como José Manuel Restrepo también han criticado la reforma por atacar sectores clave de la economía, lo que, según él, desincentiva la inversión y afecta la competitividad nacional.
En resumenEl propuesto aumento del impuesto de renta al 50% para bancos y aseguradoras ha creado una división: mientras el regulador financiero lo ve como una contribución necesaria de los sectores más rentables, los gremios lo consideran una medida confiscatoria que podría perjudicar la economía.