El debate sobre la nueva reforma tributaria se enmarca en un contexto de serias preocupaciones sobre la salud fiscal de Colombia, caracterizada por un nivel de recaudo que sigue siendo bajo en comparación con sus pares internacionales y un gasto público en constante crecimiento. Análisis de la OCDE y centros de pensamiento locales pintan un panorama que exige una revisión estructural de las finanzas del país. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que la recaudación tributaria de Colombia equivale al 22,2 % de su PIB, una cifra que, si bien supera a la de México y Chile, está muy por debajo del promedio del 34 % de los países miembros de la organización. La OCDE también ha señalado la alta dependencia del sistema tributario colombiano en impuestos indirectos como el IVA, lo que plantea dudas sobre su equidad.
Este bajo nivel de ingresos contrasta con un aumento significativo del gasto público. Un análisis crítico señala que el presupuesto ha crecido un 58,7 % desde 2023, pero este incremento se ha concentrado en gastos de funcionamiento (74,1 %) más que en inversión (27,6 %). El recaudo, por su parte, mostró una caída en 2024, atribuida a la desaceleración económica y el impacto de reformas anteriores. Esta brecha entre ingresos y gastos ha llevado a un déficit proyectado del 7,1 % para el año en curso y es la razón principal detrás de la propuesta de una nueva reforma tributaria para recaudar $26 billones adicionales, una medida que, según críticos, busca financiar un mayor gasto en lugar de promover la austeridad.
En resumenColombia enfrenta un complejo desafío fiscal, con un recaudo tributario bajo para estándares de la OCDE y un gasto público creciente. Este desequilibrio estructural es el telón de fondo del debate sobre la nueva reforma tributaria, que busca aumentar los ingresos para sostener un presupuesto en expansión.