Esta modificación ampliaría considerablemente el número de contribuyentes obligados a pagar este tributo, con tarifas progresivas que van del 0,5% al 5%.

Analistas como ANIF han criticado el impuesto al patrimonio por generar una doble tributación y desincentivar la acumulación de riqueza y la inversión. Además, se eliminan beneficios fiscales como el descuento por dividendos y la deducción por dependientes, lo que incrementa la carga efectiva para muchos contribuyentes. Estos ajustes buscan aumentar la progresividad del sistema, pero generan preocupación por su impacto en el ahorro y la capacidad de inversión de la clase media y alta.