La industria de licores nacional ha expresado una profunda preocupación por la reforma tributaria, que contempla un drástico aumento de impuestos para bebidas alcohólicas como el aguardiente y el ron. La propuesta incluye elevar el IVA del 5% al 19% y aumentar el impuesto al consumo, lo que podría generar un incremento de precios de hasta el 90% y fomentar la ilegalidad. La Fábrica de Licores de Antioquia (FLA) ha sido una de las voces más críticas, advirtiendo que la reforma amenaza la sostenibilidad del sector. Según sus cálculos, el precio de una botella de Aguardiente Antioqueño podría aumentar más del 48%, mientras que el de los rones superaría el 45%. Esteban Ramos, gerente de la FLA, detalló que “una botella de Aguardiente Antioqueño de 750 ml, que hoy paga impuestos por $17.500, con la Reforma Tributaria pasaría a pagar $33.000 solo en impuestos”.
Esta carga fiscal, argumentan, haría los productos legales inaccesibles para muchos consumidores, abriendo una puerta peligrosa al contrabando y al licor adulterado, con graves consecuencias para la salud pública.
La Asociación de Bares de Colombia (Asobares) también ha manifestado su inquietud, señalando el riesgo para la economía nocturna y el turismo. El Gobierno, por su parte, defiende la medida como una estrategia de salud pública para desincentivar el consumo de productos nocivos. Sin embargo, los críticos insisten en que, sin un plan robusto para combatir la ilegalidad, el principal efecto será una caída en el recaudo legal que financia la salud y el deporte en las regiones, y un fortalecimiento de las redes criminales que se lucran del contrabando.
En resumenEl sector de licores advierte que el aumento del IVA y del impuesto al consumo propuesto en la reforma tributaria podría incrementar los precios en más de un 45%, poniendo en riesgo la industria, afectando las finanzas regionales y fomentando el contrabando y la adulteración.