Esta percepción es compartida por otros sectores que ven la medida como un retroceso.

El proyecto de ley elimina a los vehículos híbridos del listado de bienes con IVA del 5%, mientras que los vehículos eléctricos puros mantendrían este beneficio.

Para los críticos, esto castiga una tecnología intermedia que es clave para la transición en un país donde la infraestructura para vehículos 100% eléctricos aún es insuficiente. Columnistas y expertos han señalado la “falta de coherencia” del Gobierno, que por un lado promueve la transición energética y, por otro, penaliza fiscalmente una de las alternativas más accesibles para los consumidores. Se argumenta que, en lugar de ser un paso hacia una economía baja en carbono, la reforma parece enfocarse únicamente en el recaudo, sin considerar sus efectos en el comportamiento del mercado y los objetivos ambientales a largo plazo.