El ministro ha manifestado que el Gobierno está “abierto a conversar con el Congreso para hacer posibles ajustes”, buscando concertar con los legisladores, quienes, según él, “saben que requerimos más recursos para atender programas que ellos también consideran importantes”.

Sin embargo, la oposición es fuerte y transversal.

Congresistas como la senadora Angélica Lozano han sugerido que la presentación de una reforma tan ambiciosa y polémica podría ser una “estrategia política para decir: ‘no me dejaron, el Congreso lo negó’, como argumento de campaña del Pacto Histórico”.

El exministro José Antonio Ocampo también se mostró escéptico sobre su aprobación, afirmando que “políticamente no le veo viabilidad”.

La discusión se da en un contexto preelectoral, lo que aumenta la resistencia de los congresistas a aprobar medidas impopulares que puedan tener un costo político. El fracaso de una reforma anterior del mismo gobierno, que buscaba 12 billones y fue archivada, sirve como un precedente de las dificultades que enfrenta el Ejecutivo para construir consensos en materia fiscal.