Además, se mantiene la exención de IVA y aranceles para la importación de equipos destinados a energías limpias. En contraste, la reforma aplica el “garrote” al sector de hidrocarburos. Se propone un aumento de casi el 100 % en la tarifa del impuesto al carbono, pasando de cerca de $24.000 a más de $42.000 por tonelada de CO₂. Adicionalmente, se reduce el descuento que las empresas pueden obtener por la compra de bonos de carbono para compensar sus emisiones, pasando de un 50 % a un máximo del 30 % del impuesto causado. Expertos consultados por La Silla Vacía advierten que esta reducción podría “marchitar” el mercado de bonos de carbono. Finalmente, se propone un impuesto especial del 1 % a la primera venta o exportación de petróleo y carbón, lo que afectaría directamente a empresas como Ecopetrol.
