Entre ellos se encuentran las boletas para conciertos y eventos deportivos con valor superior a $500.000, los servicios de parqueadero, las cuotas de administración en propiedades horizontales no residenciales y las compras por internet en plataformas como Amazon o Temu de menos de 200 dólares.

Senadores como Efraín Cepeda y Juan Felipe Lemus han señalado que estos impuestos recaen sobre “la gente del pueblo raso”.

Además, el incremento en el IVA de los combustibles, aunque indirecto, se percibe como un factor que encarecerá el transporte público y los alimentos, afectando el poder adquisitivo general. En el frente del impuesto de renta, se eliminan beneficios como la deducción por dependientes y se aumentan las tarifas marginales para salarios desde $8,7 millones, impactando a profesionales y trabajadores formales. El exdirector de la DIAN, Lisandro Junco, afirmó que la reforma “clava de frente y duro a la clase media”, mientras que Fenalco la calificó como una “bomba de tiempo para el bolsillo de los colombianos”.