La reforma tributaria propone ajustes significativos en el impuesto de renta para personas naturales y en el impuesto al patrimonio, con el objetivo de aumentar la progresividad del sistema. Las medidas incluyen un alza en las tarifas marginales para ingresos medios y altos, la eliminación de algunas deducciones y una reducción del umbral para el pago del impuesto al patrimonio, lo que ampliaría el número de contribuyentes obligados. En cuanto al impuesto de renta, el proyecto ajusta la tabla de tarifas, elevando los tipos intermedios del 28% y 33% al 29% y 35%, respectivamente, e introduce un nuevo tramo del 41% para los ingresos más elevados. Según el exdirector de la DIAN, Lisandro Junco, esto afectaría a asalariados con ingresos mensuales desde $6.200.000.
Además, se propone eliminar la deducción por dependientes, un beneficio que favorecía a trabajadores con cargas familiares.
En el impuesto al patrimonio, el cambio más drástico es la reducción del umbral de entrada, que pasaría de 72.000 UVT (aproximadamente $3.585 millones) a 40.000 UVT (cerca de $1.992 millones).
Con esto, el Gobierno estima que se sumarían 105.332 nuevos contribuyentes. Adicionalmente, se establecen nuevas tarifas progresivas que llegan hasta el 5% para los patrimonios más altos.
Analistas como Mauricio Marín Elizalde advierten que estas medidas podrían desincentivar la planificación patrimonial y provocar una fuga de capitales, afectando la estabilidad jurídica y económica.
En resumenEl proyecto de reforma busca aumentar la carga fiscal sobre las personas de mayores ingresos y patrimonios mediante el alza de tarifas en el impuesto de renta, la eliminación de deducciones y la ampliación de la base del impuesto al patrimonio. Mientras el Gobierno lo presenta como una medida de equidad, expertos alertan sobre el impacto en la clase media y el riesgo de desincentivar la inversión.