Políticamente, el expresidente Gaviria la calificó como "un verdadero despropósito" que asfixia a sectores estratégicos. El ambiente en el Congreso es adverso, con senadores de varias bancadas anticipando que el proyecto se hundirá, especialmente en un año preelectoral. En defensa, el ministro del Interior, Armando Benedetti, tildó de "cínicos y mentirosos" a los opositores, asegurando que la reforma no gravará a la clase media ni la canasta familiar, sino que se enfocará en dividendos, herencias e hidrocarburos.