Los críticos coinciden en que la propuesta es "demasiado ambiciosa", "voraz" y carece de sustento técnico, poniendo en riesgo la inversión y la estabilidad productiva del país. El exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, aseguró que "esta reforma no tiene ningún sustento técnico" y que "destruye incluso capacidad productiva". Por su parte, el también exministro Mauricio Cárdenas advirtió que la propuesta sí afecta la canasta básica al gravar con un 5 % alimentos como el arroz y el café. Desde los gremios, Camilo Sánchez, presidente del Congreso Gremial Nacional, afirmó que la reforma "lo que va a hacer es apagar el sistema productivo y poner en miedo a los inversionistas".

Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, criticó la falta de una señal de austeridad por parte del Gobierno antes de pedir más impuestos.

En el ámbito político, el proyecto enfrenta un panorama desfavorable, especialmente en el Senado.

El presidente de esta corporación, Efraín Cepeda, la calificó como "una reforma tributaria disfrazada" y sentenció: "No permitiremos más impuestos a personas naturales, ya agobiadas, ni a empresas, asfixiadas por mayores costos".

Varios senadores de las comisiones económicas ya han manifestado su voto en contra, lo que pone en duda la viabilidad de la iniciativa, que podría ser archivada si es hundida en una de las cuatro comisiones conjuntas.