En el ámbito político, el ambiente no es favorable.

Congresistas de diversas bancadas, incluyendo a Jairo Castellanos, nuevo presidente de la Comisión Tercera del Senado, han manifestado que “el país no estaba preparado para otra reforma tributaria”. El representante Víctor Salcedo del Partido de la U anunció su voto negativo, mientras que la oposición, liderada por el Centro Democrático, la califica de “fiscalmente insostenible”. La senadora Angélica Lozano sugirió que el Gobierno podría estar buscando que el Congreso rechace el presupuesto para expedirlo por decreto, una táctica que generaría una deuda elevada.

Desde el sector económico, las advertencias son igualmente contundentes.

Fedesarrollo alertó que el incremento del gasto de funcionamiento en el presupuesto compromete la sostenibilidad fiscal y que “no es viable exigir mayores aportes tributarios a hogares y empresas sin enviar al mismo tiempo una señal clara de disciplina fiscal”. José Ignacio López, presidente de ANIF, expresó en el Congreso Nacional de Minería que el proyecto solo podría llegar a recaudar alrededor de $10 billones, una cifra muy inferior a la meta oficial.

La Cámara Colombo Americana (AmCham) también hizo un llamado a la responsabilidad, pidiendo un presupuesto “coherente y austero, basado en ingresos reales y comprobables”.