De esta manera, productos esenciales como leche, huevos, pan, arroz, papa, carnes frescas y hortalizas mantendrán su condición de exentos.

Sin embargo, aunque los alimentos básicos no serán tocados directamente, algunos expertos advierten sobre posibles impactos indirectos.

Se señala que un aumento en el impuesto al carbono podría encarecer los costos del transporte de carga, lo que eventualmente se reflejaría en los precios finales de los víveres en las ciudades. A pesar de esta salvaguarda, el Gobierno sí ha dejado entrever que otros productos que actualmente tienen una tarifa del 0%, como el alcohol y los insecticidas, podrían empezar a tributar, alineándose con la estrategia de desincentivar el consumo de bienes considerados nocivos para la salud y el medio ambiente. La medida ratifica que el Pacto Fiscal busca una “racionalización en el gasto tributario” y una mayor progresividad, sin afectar el acceso a los productos esenciales para la población.