Como uno de los pilares de su nueva propuesta de reforma tributaria, el Gobierno Nacional planea incrementar los impuestos al consumo de licores y tabaco. La medida es justificada por el ministro de Hacienda, Germán Ávila, tanto por la necesidad de generar recaudo adicional como por las “externalidades negativas” que estos productos ocasionan en la salud pública. El anuncio se realizó durante la presentación del Presupuesto General de la Nación para 2026 ante las comisiones económicas del Congreso. Ávila detalló que gravar más estos productos forma parte de un paquete de medidas para recaudar $26,3 billones, que también incluye la revisión de beneficios del IVA y el aumento de la progresividad en los impuestos de renta y patrimonio. El ministro fue enfático en que la propuesta no afectará la canasta familiar.
La iniciativa de gravar más los licores ya ha generado reacciones.
El exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, advirtió sobre posibles obstáculos legales para esta medida en particular.
Según Restrepo, “en la constitución del 91 se reservó la producción de licores a los departamentos, si se quiere cambiar, hay que modificar la constitución”.
Esto implicaría que un simple proyecto de ley no sería suficiente para alterar el régimen tributario de las bebidas alcohólicas, lo que podría complicar su trámite en el Congreso.
La propuesta también contempla ajustes a los denominados impuestos saludables, lo que sugiere un enfoque más amplio en gravar productos cuyo consumo se busca desincentivar por razones sanitarias.
En resumenEl aumento de impuestos a licores y tabaco es un componente central de la nueva reforma tributaria, presentado por el Gobierno como una medida de doble propósito: fiscal y de salud pública. Sin embargo, la propuesta enfrenta potenciales desafíos constitucionales, especialmente en lo que respecta a los licores, lo que añade una capa de complejidad a su debate legislativo.