El operativo policial puso fin a un negocio que generaba más de 1.500 millones de pesos al año, destapando una insólita mezcla de crueldad animal, pseudociencia y crimen organizado. La red extraía la secreción de ranas del género Phyllomedusa, una especie que habita en la selva amazónica, para convertirla en tablillas de veneno conocidas como “kambo”. Este producto era promocionado sin ningún respaldo médico como una “alternativa sanadora”, distribuyéndose en Medellín, Bogotá y Cali, y exportándose a mercados en América y Europa.
La investigación de las autoridades alertó sobre el grave riesgo sanitario asociado a esta práctica, ya que se investiga la muerte de varias personas que presuntamente fallecieron tras usar la sustancia en estos rituales clandestinos. Los cinco capturados en la operación enfrentan cargos por aprovechamiento ilícito de recursos naturales, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir. Este caso no solo evidencia la alta rentabilidad del tráfico de especies silvestres, sino que también subraya los peligros mortales de las terapias alternativas no reguladas que se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas en busca de curas milagrosas.












